El primero de los dos espectaculares faros de Santoña es el Faro Punta del Pescador que se encendió por primera vez el 1 de febrero de 1864. Ubicado a los pies de un acantilado del Monte Buciero tuvo que ser reconstruido tras un fuerte ciclón en 1915 y aunque no es posible acceder hasta el mismo faro , el paisaje de los alrededores no tiene desperdicio.
El Faro del Caballo, de otra parte, fue construido en el año 1863 dentro de la península del Monte Buciero. Un entorno idílico que lo hace una visita imprescindible de la costa cántabra. Pero para llegar a los pies del faro tenemos que recorrer una pequeña ruta a pie en cuyo último tramo es obligado descender 700 escaleras aunque también tenemos la posibilidad de llegar por vía marítima desde Santoña a través de una excursión en barco o en kayak.
Esconde además el faro un pequeño secreto detrás de sus escarpadísimas escaleras y es que este acceso por tierra fue construido por los presos del Centro Penitenciario de El Dueso en el siglo XIX. Un arduo trabajo que hoy nos permite disfrutar de este bello rincón cántabro.
El faro estuvo activo desde el año 1863 hasta 1993. Y fue de nuevo acondicionado en 2013. El lugar es impresionante y no sólo por esta pequeña edificación blanca sino porque rodeado de escarpados acantilados el Faro del Caballo disfruta de unas aguas transparentes y de color turquesa impropias del Cantábrico.