En el occidente de Cantabria, marcando el límite de los Picos de Europa, nos encontramos con la Hermida: un escarpado desfiladero de 21 kilómetros de largo, el más largo de la Península ibérica.
Por su interior discurre el río Deva, flanqueado por paredones de roca que llegan a alcanzar los 600 metros de altura, lo que hace que el desfiladero sea un auténtico espectáculo paisajístico.
A parte del río Deva, por la Hermida apenas queda espacio para la sinuosa carretera N-621 que comunica Unquera con Lebeña (final del desfiladero) y Potes, capital del valle de Liébana. Esta ruta es el único acceso rodado al valle desde el Cantábrico.
Mirador de Santa Catalina
La ruta la podemos comenzar en la misma carretera que atraviesa el desfiladero. En el pueblo de La Hermida podrás encontrar donde aparcar. Al cruzar la carretera, dirección Cicera, está el sendero de las Agüeras, que prácticamente seguiremos excepto para subir hasta el mirador de Santa Catalina, que entonces habrá que seguir el sendero mitológico.
Desde el mirador de Santa Catalina observaremos el desfiladero desde las alturas, con los Picos de Europa de imponente fondo y, si tenemos suerte, incluso veremos a los quebrantahuesos volando justo delante de nuestros ojos. Todo un espectáculo.
Rio Cicera en La Hermida
A parte de las excelentes vistas, al lado del mirador de Santa Catalina están los restos de una fortaleza, la Bolera de los Moros, del siglo VIII.
La ruta es circular, por lo que al volver al sendero original cruzaremos grandes bosques de castaños, robles y hayas. Al final de la ruta, antes de llegar a La Hermida, también podemos disfrutar de varias cascadas. En total, el itinerario cuenta con algo más de 12 kilómetros de longitud y hay que tener en cuenta que tiene una dificultad moderada-alta, pues estamos en la alta montaña.
Vía Ferrata de la Hermida
Si nos gustan los deportes de aventura estamos de suerte, pues en el desfiladero de la Hermida hay una de las primeras vías ferratas que se hicieron en Cantabria.
Una vía ferrata es una ruta de escalada con ayudas en forma de escalones de acero, por lo que podemos subir por la montaña fácilmente, sin saber nada de escalada, con total seguridad, pues siempre estamos enganchados a un cable de seguridad.
Uno de los puntos más espectaculares de la vía son los puentes tibetanos, desde los que literalmente estaremos suspendidos entre las altas montañas. Una experiencia muy recomendable para los que no tienen vértigo.
Las aguas termales de La Hermida
Río Deva
Tras tanto ejercicio, qué mejor que relajarse en las aguas termales de las pozas del río Deva que manan del subsuelo a 40º. Encontraremos las pozas tras pasar el pueblo de la Hermida, debajo del puente que lleva al balneario.
En un lateral del puente hay una escalera que nos permite bajar a la altura del río y disfrutar de estas aguas libremente durante todo el año. Es toda una experiencia, sobre todo en invierno.
En el desfiladero de la Hermida encontraremos un rico patrimonio histórico, aunque su agreste orografía pareciera indicar lo contrario.
Valle de Liébana en Cantabria
Liébana es uno de los destinos vacacionales más afamados de Cantabria. Rodeada por altas montañas, tiene un gran valor paisajístico, y está favorecida por un microclima benévolo. Es un lugar tradicional para el turismo rural, atractivo por el carácter auténtico que han sabido conservar sus núcleos de población. Los numerosos hosteleros de la zona han sabido mantener la coherencia con las tradiciones lebaniegas.
Uno de los lugares más especiales que podemos visitar es la iglesia de Santa María de Lebeña, posiblemente la iglesia prerrománica más bonita de Cantabria, donde la guía del templo nos transmitirá todo su cariño por la historia del lugar y sus curiosas leyendas.